La escultura representa la figura de un arquero que apunta al cielo. ¿Por qué un arquero?
Ortega afirma en este ensayo: " El hombre está dispuesto a derramar su vida precisamente por algo que sea capaz de llenarla. Esto es lo que llamamos el ideal. Más o menos, somos todos sobre el área de la vida cazadores de ideal. Para vivir con plenitud necesitamos un algo encantador y perfecto que llene exactamente el hueco de nuestro corazón. Cuando nos parece haberlo hallado, nuestro ser se siente tan irremediablemente atraído por él, como la piedra por el centro de la tierra y la flecha por el blanco a que aspira". Ortega termina diciendo que bajo esta metáfora la ética parece convertirse en una noble disciplina deportiva que puede resumir sus imperativos así: "¡Hombres, sed buenos arqueros!"
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